Pero, sinceramente, parece bastante genial que se pueda gasificar biomasa y producir hidrógeno real. También se utiliza una tecnología especial. Esto explica que se trata de un proceso en el que las plantas y otros materiales orgánicos se descomponen en hidrógeno (viento) mediante métodos. El hidrógeno es un combustible abundante, pero muy eficaz, que puede sustituir fácilmente a los combustibles fósiles en varias aplicaciones. Así es como funciona realmente ese proceso y por qué será tan bueno para el futuro de nuestras vidas. FECHA LÍMITE
En términos simples, cualquier cosa que provenga de plantas o animales es biomasa. Esto incluye la madera de los árboles, los residuos de cultivos y restos de comida de nuestras propias cocinas y las heces de animales como vacas o pollos. Cada uno de estos materiales se puede gasificar para producir gas hidrógeno. Esto se logra mediante un proceso conocido como gasificación, en el que la biomasa se calienta a altas temperaturas (oxígeno limitado). Esto se utiliza para crear gas a partir de la propia biomasa, en lugar de cenizas.
Dado que el hidrógeno es una forma de combustible más limpia en comparación con otros materiales combustibles, no emite gases nocivos al exterior. También es importante para nuestro planeta, ya que reduce la contaminación. El hidrógeno también se puede fabricar a partir de biomasa, que se renovará a su debido tiempo, lo que la convierte en una fuente renovable. Y esto ha significado que el hidrógeno se haya convertido en la energía perfecta para algo que todos conocemos: automóviles, casas y diversas máquinas. Esto permite limpiar el aire y hacer más ecológico nuestro uso de energía con hidrógeno.
Y a medida que avanzamos hacia ese futuro tan evidente de hacer las cosas mejor y más limpias para nuestro mundo de maneras inimaginables, es donde entra en juego la gasificación de biomasa para producir hidrógeno. Como paso hacia un medio más ecológico, la idea puede parecer genial, ya que solo desperdicia gas o energía. Mejor aún, ahora, compostando restos de comida o residuos vegetales después de la cosecha, producimos hidrógeno. Por lo tanto, los desechos no solo son una parte útil de nuestra reducción de desechos, sino también una energía valiosa para nosotros.
La gasificación es el proceso de convertir la biomasa en una mezcla de gases, principalmente H2, CO y CH4. Ese hidrógeno más limpio puede luego limpiarse y separarse para obtener su forma de combustible. La gasificación es un método elegante para el hidrógeno porque convierte casi toda la biomasa en gas, sin consumir más energía que la disponible a temperaturas muy altas. Esto hace que quede muy poca ceniza, de ahí la eficiencia del producto. Lo más interesante es que funciona con todo tipo de materiales de desecho (incluso aquellos que son problemáticos) sin necesidad de ningún preprocesamiento adicional: una gran noticia, dada la desesperada necesidad de salvar nuestro medio ambiente.
La gasificación para la producción de hidrógeno a partir de biomasa podría ser un nuevo desarrollo energético que sustituya la reducción del uso de petróleo y carbón. Con el tiempo, podríamos acabar con un método alternativo de producción de hidrógeno para nuestra vida cotidiana que puede ser ambientalmente sostenible y de bajo coste. ¡Con la minería de criptomonedas estamos un paso más cerca de la energía verde para el mundo!
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